Wednesday, August 30, 2006

Ausente en la explanada mental.

Blanco. No hay color más detestable que el blanco. Cuando pienso en blanco, vislumbro claramente los detalles, las esquinas, la cicatriz, el lunar, el pubis, las cortinas entre abiertas, el plato vacío, el salón vacío, la mañana, el calor, las nubes sin pasatiempo, la cárcel de las risas locas y desenfrenadas.
Blanco de hipocresía, de falsedad, de ocio, de amanecer.
Detesto el blanco.
Detesto este blanco, que hace perdida mi mirada, que abre mis ojos sin rumbo, que me hace pensar en lo pensado, que recicla mis memorias con prolongación excesiva.
Blanca mi mente, como una explanada, como un campo abierto, donde tengo que recorrer cada uno de mis recuerdos y pasatiempos.
Como perspectiva al macro, me encuentro parado en este espacio enorme, soy un punto negro en todo esto que es tan blanco... tan blanco. Como mis ropas, como esta mesa, como la enfermera... cómo se llamará... será un ángel... será mi imaginación... qué tiene en la mano. Claro... es un frasco blanco. Contiene pastillas. Apuesto que son blancas.
Blanco, blanco hasta que muera. Hasta que me dejen de visitar.... hasta que ya no haya nada que inventar, hasta que se me olvide que fui. Que fui alguien.

Wednesday, August 23, 2006

Un lobo me dijo:


"Niña anhelo cada una de tus palabras,
tus palabras de ensueño,
ensueño y deseo.
Deseo el anhelo
de tu aliento y de tu piel"


No respondí... y luego replicó:

"Sabes cuánto me gustaría darte un beso"

¿En serio? Le pregunté. ¿Por qué?

"Me nació en este momento"

Y cómo me lo darías... le dije.

"Apasionado y en la boca"

¿Con los dientes, con la lengua?

"Así es... recorrer toda, toda tu linda boca..."

¿Y qué mas lobito?

"No sé... solo cuando te dejes dar ese beso podré decírtelo"

Monday, August 21, 2006

Sin remitente.
Quería pensar en las últimas cosas que haré antes de morir. Pronto quizá, quizá antes del cáncer o de alguna otra enfermedad. No siempre será la metástasis, a veces preferiría morirme de risa, de amor, de tristeza...
Cuando estaba pensando en mi última lista, o en la carta de aclaraciones sobre eutanasia, pensé en tu abrazo, en tu último abrazo.
No pude imaginar en tanto tiempo, el llanto que entonces, tendría al dejarte.
Aún tengo la sensación distante, y la cercanía del adiós.
Sólo quería decirte, que estás siendo en estos últimos días, el amor más sufrible que he tenido. Quizá porque pronto te diga hasta siempre, y porque realmente me he enamorado de ti.
He querido sentirte más intensamente en estos días. Pensar en que hoy será el último instante, me hace valorar cada detalle de ti.
No podré ni si quiera hablar cuando te vea. Me dices tantas cosas, y yo solamente quiero admirarte.
Tampoco quiero imaginarme cosas grandes contigo. Ni paseos, ni viajes, ni boda, ni hijos.
Solamente quiero imaginarte en tu manera más sencilla posible. Extasiado en mis brazos, desnudo como me gustó conocerte.
Efectivamente no hemos llegado al 100% del conocimiento mutuo. Me basta con lo que he tenido para verte. Me basta con la música que hemos compartido. Guardaré cada palabra que salió de tu boca. Guardaré tu aliento, tu sexo, tu baile en las colinas.
Besaré cada beso, probaré cada gesto. Y como no sé si hay dios, o escalas de infierno, no me importa a quién rezo. Espero entiendas que estos deseos que imploro, significan que a mi muerte, vuelvas a enamorarte...Y no de mi.

Saturday, August 12, 2006

Cumpleaños feliz
Es el cumpleaños más raro que he tenido. Me fui a la cama sin que me hayan felicitado varios de mis mejores amigos, a pesar de que incluso a algunos me los encontré en el elevador o en los pasillos. También me acosté ayer pensando por qué dos de mis hermanos no me felicitarían.
Seguí pensando otro rato. Luego recordé que mi abuela materna estaba de visita en Monterrey, y ella es de Xalapa, Ver. Por qué entonces no aprovechó por lo menos a echarme una llamadita.
Seguí pensando en el día. Rola y Vince, por lo menos me invitaron a un Café un par de horas; suficientes para hablar de cosas triviales, de viajes y de política (nada raro en estos días hablar de pseudo-política, por aquello de los malos argumentos, y las vagas nociones de términos políticos y económicos). Después de haber escuchado de que el PRD y sus cosas ilegales sin demostrármelo en artículos o leyes. Regresé a mi casa. A la cama, temprano.
Pues de eso estábamos platicando, de que estaba en la cama pensando sobre el día de ayer. Perdón, es que se me va la onda.
Y entonces, me vino a la mente que comí comida japonesa, gracias a la invitación de Raúl. Y el corazón latió feliz. Me vinieron a la mente las felicitaciones de mis papás, y de sus deseos para el nuevo año.
Confiezo tmb. que pensé negativamente hacia los que se les ocurrió hablar tardísimo, con excusas tontas. Y de aquéllos que ni un mail, ni una llamada al cel, ni un mensaje.
También me dio gusto que pasé un cumpleaños raro, sencillo, solitario. Me dio gusto porque era un cumpleaños, quizá el primero que paso, de un ser adulto que está semi- ocupado, y que sabe pasarla con un mini- pastel de chocolate, a las 9 de la noche, viendo tele, y lléndose a dormir temprano. Sí, el día de mi cumpleaños, sin globos, sin 20 felicitaciones mínimo que recibía cada año. Sin fiestas, sin carnes asadas, sin música alta, sin arreglarse, o plancharse el cabello, porque hay que arreglarse el día del cumpleaños, y perfumarse mucho por si te felicitan.
Aunque sí me perfumé, este año no pensé, no presentí, no esperé a ciencia cierta, que más de 10 personas me felicitaran. Sabía que terminaría acostándome temprano, y así fue. Por lo menos este año, nadie me avisó que alguien había muerto, como el año pasado. Por lo menos no tuve que esmerarme en despertar y saber que ya tenía 21 años. Que de lo bueno, poco. Y que no tuve que dejar los chorrocientos capítulos de endocrinología para en la tarde de hoy, porque como ya les había dicho, no tuve que celebrar nada, estudié por la tarde de ayer y dormí como un ángel nueve horas seguidas y merecidas.
Felicidades a mí.

Saturday, August 05, 2006

El airecito

Fui al centro, hace tanto que no iba al centro. A Morelos más específicamente. Anduve caminando entre las personas. La calle estaba sucia, demasiado sucia. Había helados chorreados en la banqueta, y aroma a golosinas y comida grasosa. La gente estaba animada, sonriente, jacarandosa... Y yo andaba ahí, con mi papá, mirándo lo que él miraba, pensando las mismas cosas. Enojados por las mismas cosas, con la cara de pocos amigos.
Hasta que empezó a soplar un viento fresco, y salimos del tumulto. Nos fuimos a la Macro Plaza, de chiripada oímos a los perredistas que estaban transmietiendo el mensaje del líder de cabellos plateados, que hablaba desde la ciudad de México.
En la misma Macro Plaza, a pocos metros estaba un concierto de rock- metal. Mientras escuchaba el mensaje, miraba con atención a los valentones de botas negras, maquillaje oscuro, y caminar agresivo. Ellos iban en otro mundo, en otra conexión de este mundo, y fuera de la realidad amarilla- roja, que estaba gritando: ¡voto por voto!, ¡voto por voto! Y por supuesto, fuera de la realidad de los que se reían de la señora con micrófono y playera amarilla, la que cantaba el himno nacional.
Mi papá entonces me dijo: es momento de guardar silencio, es momento de la discresión. Mira como si no miraras, y disfruta este paseo.
Nos paramos dejando atrás el ruiderazo de los metaleros, y el gritillo izquierdista; lo tomé del brazo, y nos pusimos a platicar de aquellos tiempos en que me llevaba a andar en bicicleta, cuando tenía a penas 8 años. De repente mi mente flotaba hacia Los Tecaxetes, de Xalapa, Ver. Con ese airecito que golpeaba el rostro, yo disfrutaba mis años de inocencia, andando en bicicleta, brincando encima de algún montón de hojas secas del parque de los Tecaxetes.
Estábamos ya tan indiferentes a todo, que hasta nos valió gorro regresar a la calle de Morelos, y comernos un helado, entre el tumulto de la gente. No nos importó la mezcla de olores, de pieles, de cuerpos, de facciones, de aguas encharcadas. Y hasta nos supo bien el helado... nos supo bien la vida. Todo nos supo bien.

Wednesday, August 02, 2006

Recuerdos Dorados
Ayer que recordé cuando mis sobrinas me cayeron encima dándome almohadazos, y una me jalaba el pelo mientras reía, y la otra me decía: yo te protejo (aunque en realidad sus patadas de defensa sin querer me caían a mí); mientras yo la protegía de que no le cayeran los juguetes a ella que aventaba mi sobrino; recordé que me dijo entre el relajo un leve y silencioso: te quiero. Y seguimos defendiéndonos de los ataques de los mutantes (mis sobrinos). Y ella entre la corretiza me jalaba del brazo y me decía de nuevo: tía te quiero. Pero mientras bajábamos las escaleras, no oyó mi sí, hasta que se paró a media escalera y gritó: ¡¡¡¡Alma te quiero!!!! Y me extendió sus brazos, me la puse en la espalda, y le dije: yo también Sari. Seguimos escondiéndonos de los mutantes... hasta que llegó la noche y nos cubrió de sueño.
Y decidí guardar el recuerdo en el cofre de oro que tengo en mi memoria, por si me vuelve a inundar alguna tristeza o inquietud, ya tengo más material para seguir existiendo.