Te amaré.Ahí tú, donde quiera que estés. Te amaré.
Aquí estoy sin dudas ni prejuicios,
abandonada a tu amor.
Tú, que me escuchas cerca o lejos,
me he cansado de esperarte.
Yo aquí estoy, tú donde estás.
No pido más rostros bellos,
no pido más cuerpos de escultura,
no pido tampoco excesos,
ni intrepidez, ni conformismo.
Me he cansado de la superficialidad.
Alguien sin ambiciones, me aburre.
Alguien de ambiciones, me deja a un lado.
Cuando son sensibles, no entienden mis tiempos.
Cuando son insensibles, no entienden de expresiones.
Y si son artísticos, se elevan tanto que no los alcanzo.
Y si son tan exactos, como las matemáticas,
mis palabras son rocío nadamás.
Detesto las explicaciones largas,
no le encuentro sentido a la infidelidad,
y desconfío del amor sin medida.
Me gusta la honestidad, y me gusta pensar en todo, y por todos.
Antes que tu estabilidad, está la mía. Espero lo entiendas.
Y antes que yo, estás tú, nunca lo olvides.
Pero ahí, donde tú estas sentado,
observando mis desvaríos, mis defectos, mis necedades;
también yo aquí observo las tuyas,
y no te juzgo por ello.
Porque estas creciendo, como todos nosotros los humanos.
Pero tu crecimiento tiene que ir casi de la mano al mío,
nuestras necesidades se tienen que complementar,
porque si no, la balanza de nuestra relación no estará en equilibrio.
Mírame. No soy la mujer que te hará dramas.
No te pediré la hora de llegada,
tampoco estaré tras las cortinas.
No tendré palabras entre dientes,
ni comentarios a tus espaldas.
Seré hogareña justo en el momento en que te enfermes de gripa,
y necesites de apapachos y comida casera.
Tampoco esperes que esto sea todos los días,
mis artes culinarias son de vez en cuando,
ya sabes… no me sobra el tiempo.
Te acompañaré a donde quieras, si me acompañas tú también.
Te apoyaré en tus proyectos locos,
y sabré no hablarte en las juntas o asuntos de trabajo.
No exigiré nada de lo que yo no tenga,
y entenderé tus razones aunque me cueste.
Viviremos la vida, seremos felices.
Habrá de vez en cuando roces,
pero sabes que detesto subir la voz.
No es necesario desgarrarnos mutuamente ni ofendernos,
para qué… en ese tiempo podríamos besarnos,
o leer un libro juntos.
Me encantan las aventuras extremas ya lo sabes.
A fuerzas me acompañarás a escalar,
y te subirás las veces que yo quiera a la montaña rusa.
Pero no me pidas que me embriague o fume,
porque simplemente no soy así.
Y sobre todas las cosas, cuando te hayas cansado de mí,
dímelo a tiempo, para recapitular nuestra relación y hacer algo por ella.
Dame la oportunidade de mejorar,
yo lo haría por tí.
Jamás te vayas de mí sin explicaciones,
y cuando ya no me ames, dímelo.
No importa cuanto me duela,
no te puedo obligar a nada, ni tú a mi.
Ahí tú, donde quiera que estés.
TE AMARÉ.