Tuesday, November 28, 2006


¿DESEA CAFÉ?

Memorias personales... 4 de octubre de 2006.

Mi mente está en otro lado… flota.

Se perfora pensando.

Desnuda mis nervios.

Me hace perder.

Tengo frío.

Se me va el apetito.

¿Café?

Si por favor. Gracias…

¿Qué hago?

Camino hacia mi casa.

El día soleado, viento fresco. Qué mejor sonrisa del tiempo.

Sin embargo, abro la puerta.

Nada, nadie. Sin un saludo. La comida sin hacer.

Me siento en el sillón.

Pienso en uno, dos, tres… más de diez pendientes.

Se me enfría el café de tanto pensar.

Mis ojos se cierran, tengo frío.

Mi mente me comprende.

Me hace dormir, me deja descansar.

Dormir, dormir un par de horas.

Cuántos días de estos podré seguir pasando…

Sunday, November 26, 2006


Tenue...

Estoy rendido. Mis ojos pesan los días de novimebre.
Los más melancólicos del año.
Para mí ella fue todo.
Me enamoré de ella en julio de 2003. Pero no la conocí realmente.
Calladamente guardó, y guardará para siempre todos sus secretos.
Si tú te enamoras de ella, disfruta los días como únicos.
No sabes cuándo ella dirá adiós.
Ayer me lo dijo. Estábamos caminando en la noche helada.
A palabras tenues, a pasos lentos, me dijo que ya no me amaba.
Quizá nunca lo hizo. Y recalcó mucho en ello.
Cuando estábamos juntos, yo sabía que me estaba haciendo un favor.
Suena quizá torpe de mi parte decirlo,
no es por falta de autoestima, sino porque soy realista.
Ella me dio más de lo que merecía.
Miró con mucha paciencia mis necedades.
Me introdujo a un mundo que jamás pensé que conocería.
Motivación nunca me faltó de su parte.
A veces bastaba con mirarla para sentirme completo.
Tenerla entre mis brazos, respirar la flor de su piel.
Su juventud mía, ella fue mía alguna vez. O eso creí.
Ella sabe darse con medida, le asustó mi amor, eso lo sé.
No le gustan los excesos. Detesta la apatía.
Por qué no hice nada por cambiar.
Si tanto la amo, nada me costaba comprender sus peticiones.
Nunca me gritó, ni me exigió vanalidades.
Siempre se guardó en voz tenue sus reclamos.
Y hoy, con esa candidez que la caracteriza,
sin miedo, sin temor, sin titubear; me dio el último beso.
Nada me debe. Nada. Hizo todo lo que una mujer podía hacer.
Con cautela me dio su cariño. Sin medida me ayudó en mis momentos.
Fue un ser humano, mi mejor amiga, mi verdadero amor.
Sus consejos nunca los olvidaré,
y ahora más que nunca le haré caso.
Lentamente se fue, por su camino.
Yo me congelé en la noche. Esperé a que su silueta se disolviera.
Por más que le insistí, no quiso escucharme. Ya lo había hecho demasiado.
Tenue, tenue se fue la noche, y amaneció mi día sin ella.

Wednesday, November 22, 2006


Te amaré.

Ahí tú, donde quiera que estés. Te amaré.
Aquí estoy sin dudas ni prejuicios,
abandonada a tu amor.
Tú, que me escuchas cerca o lejos,
me he cansado de esperarte.
Yo aquí estoy, tú donde estás.
No pido más rostros bellos,
no pido más cuerpos de escultura,
no pido tampoco excesos,
ni intrepidez, ni conformismo.

Me he cansado de la superficialidad.
Alguien sin ambiciones, me aburre.
Alguien de ambiciones, me deja a un lado.
Cuando son sensibles, no entienden mis tiempos.
Cuando son insensibles, no entienden de expresiones.
Y si son artísticos, se elevan tanto que no los alcanzo.
Y si son tan exactos, como las matemáticas,
mis palabras son rocío nadamás.

Detesto las explicaciones largas,
no le encuentro sentido a la infidelidad,
y desconfío del amor sin medida.
Me gusta la honestidad, y me gusta pensar en todo, y por todos.
Antes que tu estabilidad, está la mía. Espero lo entiendas.
Y antes que yo, estás tú, nunca lo olvides.

Pero ahí, donde tú estas sentado,
observando mis desvaríos, mis defectos, mis necedades;
también yo aquí observo las tuyas,
y no te juzgo por ello.
Porque estas creciendo, como todos nosotros los humanos.
Pero tu crecimiento tiene que ir casi de la mano al mío,
nuestras necesidades se tienen que complementar,
porque si no, la balanza de nuestra relación no estará en equilibrio.

Mírame. No soy la mujer que te hará dramas.
No te pediré la hora de llegada,
tampoco estaré tras las cortinas.
No tendré palabras entre dientes,
ni comentarios a tus espaldas.

Seré hogareña justo en el momento en que te enfermes de gripa,
y necesites de apapachos y comida casera.
Tampoco esperes que esto sea todos los días,
mis artes culinarias son de vez en cuando,
ya sabes… no me sobra el tiempo.

Te acompañaré a donde quieras, si me acompañas tú también.
Te apoyaré en tus proyectos locos,
y sabré no hablarte en las juntas o asuntos de trabajo.

No exigiré nada de lo que yo no tenga,
y entenderé tus razones aunque me cueste.
Viviremos la vida, seremos felices.
Habrá de vez en cuando roces,
pero sabes que detesto subir la voz.
No es necesario desgarrarnos mutuamente ni ofendernos,
para qué… en ese tiempo podríamos besarnos,
o leer un libro juntos.

Me encantan las aventuras extremas ya lo sabes.
A fuerzas me acompañarás a escalar,
y te subirás las veces que yo quiera a la montaña rusa.
Pero no me pidas que me embriague o fume,
porque simplemente no soy así.

Y sobre todas las cosas, cuando te hayas cansado de mí,
dímelo a tiempo, para recapitular nuestra relación y hacer algo por ella.
Dame la oportunidade de mejorar,
yo lo haría por tí.
Jamás te vayas de mí sin explicaciones,
y cuando ya no me ames, dímelo.
No importa cuanto me duela,
no te puedo obligar a nada, ni tú a mi.

Ahí tú, donde quiera que estés.
TE AMARÉ.

Sunday, November 19, 2006


PARALELO

Cierra los ojos,
dejame respirarte.
Junta tu mano a la mía,
haz contacto con mis emociones.

Dices que entrarás a mi alma,
eso está por verse.
Desnúdame por las noches,
dime a qué saben mis labios.

Ya no habrá nada que ocultar,
por debajo de la ropa estoy yo.
Capa a capa atravesarás mis niveles.
Huesos, tejidos y un corazón.

Cuando ya me hayas rasgado las venas,
no haya quedado nada de mí.
Aun seguirás buscando,
buscando entre las células mi esencia.

No.
No me conocerás.
Aunque llores, aunque me ruegues.
No.
No me tendrás.

Ya no quedará nada de mí,
estaré en el polvo de la tumba,
no podrás ni si quiera contemplar mi alma.
Mirarás hacia la nada tus preguntas sin respuesta.

Cómo fue, dirás.
Quién era, te preguntarás.
Mis ropas estarán en tu nariz,
recordarás las noches como únicas.

Abrazarás la almohada,
te reirás de tí mismo.
Soñaras el 99.9 % en mí,
desnuda, en el agua, en el fuego, en tu cuerpo.

Entonces recordarás,
que te lo advertí.
Y no volverás a pensar de nuevo,
en enamorarte de mí.

Ahora que te lo he advertido,
nada de esto pasará.
O quizá encuentres la llave,
y abras mi caja fuerte.

Yo entonces me reiré de mi,
te extrañaré por siempre,
contemplaré el vacío...
que dejó tu huella.



Wednesday, November 15, 2006

CASI ANDARIEGO

Déjame un subterráneo, un laberinto donde acudir después, cuando sin ojos, sin tacto, en el vacío quiera volver a ser o piedra muda o mano de la sombra. Yo sé, no puedes tú, nadie, ni nada, otorgarme este sitio, este camino, pero, que haré de mis pobres pasiones si no sirvieron en la superficie de la vida evidente y si no busco, yo, sobrevivir,sino sobremorir, participar de una estación metálica y dormida de orígenes ardientes.

(Pablo Neruda)

Me tiré al vacío de mis propias raíces,
recuperé el aliento después de morir,
supe que era el dolor y el hastío,
necesité mil veces de un socorro y auxilio.

Me tropecé tantas veces como pude,
salí a la deriva y me tope con todos,
tristemente devolví mis tesoros,
infinitamente añoré el exilio.

Me quise retirar de este mundo,
quizá viajé por otros tiempos,
volví al recuerdo de mi casa oscura,
en paredes maternales cerré mis ojos un momento.

Me di cuenta finalmente,
que no necesitaba mucho ni poco.
Quizá un suspiro hubiera curado todo,
probablemente necesité enamorarme más veces.

Me dejé probar por las lecciones duras,
aprendí de todo, y de lo que no existe.
Derrumbé batallas, conquisté mis metas;
y aun así continué casi muerta.

Me tiré al vacío de mis propias raíces,
recuperé el aliento, la fuerza y el rigor,
pero no pude jamás enamorarme,
y me voy tan triste, con mi corazón.

Alu Pineda

Sunday, November 12, 2006

Sí, lo sé. Ya no me digas estoy súper ojerosa, demacrada, despeinada, con la adrenalina a todo lo que da, y el estrés en su máxima potencia.
Sí, de hecho, o sea estos días han sido de andar durmiendo menos de cuatro horas diarias, tomar café a lo estúpido, estar en silencio por mas de 6 horas seguidas en la biblioteca, y claro...mal comer.
Pero... todo va bien. Sé que no he posteado como debería de ser, pero tú sabes que te he extraño, amigo lector.
Ya sabes, ando a las carreras, y a duras penas veo a mis papás, llego de la escuela bien tarde, y añoro mi almohada como nunca.
Pero porfis porfis, deséame lo mejor para que termine este semestre con todo el éxito posible. ¿Si?
Mil gracias, y espero que tú también estés súper bien. Ahh, y pues las nuevas de mi vida: conocí a un compañero de la universidad, con más profundidaaa. Resulta que necesitaba estudiar con alguien, porque si no, me quedo dormida mal plan, y luego despierto bien norteada dos horas después, entonces pues estando con alguien ya puedo sentirme en compañía, apoyo, y claro, el típico zape de: despiertate wey!
Entonces mi amiguis, que antes no era mi amiguis, pero ahora sí... se llama Jesús. Súper buena onda, nos llevamos poca madre, y la verdad es que me cae muy bien. Es súper chistoso, lo cual es bueno porque cuando ya estoy llegando a mi nivel de estrés máximo, él me hace reir, y pues ya me calmo.
También me ha salvado la vida porque, me cuida. Entonces me acompaña al estacionamiento de la escuela, cuando ya está bien oscuro. Cuero mi amiguis.
También es chido, porque sabe disculparse cuando me hace esperarlo mil horas en el restaurante, o cuando me fastidia con sus malos chistes, o cuando me dice ornitorrinco, porque le encanta poner apodos.
Hemos compenetrado nuestra amistad de una manera increíble. Ambos compatimos horas y horas de estudio, charlas variadas, chistoretes, ambiciones y planes a futuro.
Es buen tipo, es buen amigo, es buen compañero y es muy inteligente y aplicado.
Es justo lo que necesitaba, un tipo cursi barato, jajaja, que fuera de confianza, que tuviera el mejor carisma de la escuela, y la pose de tipo wannabe que se cree super sexy y atractivo, y claro un ser humano en calidad, lo que se dice calidad.
Chucho... el amigo de la semana. Luego te lo presentaré amigo lector. Luego.
Besos a ustedes lectores adorados.
Nos vemos pronto. =)

Thursday, November 02, 2006

NOVELA: MEMORIAS PARA BORRAR Y RECICLAR (Fragmento)

Capítulo XV “Soy bueno para señalar, mientras nadie vea lo que soy”

Llevo dos culpas, dos muertes, dos tormentos. Soy el responsable de dos almas angelicales. Yo fui quien le dijo a mi nuera que se quedara otra noche más en su casa, de haberle hecho caso, de no siempre querer tener la razón, hubiera ido al hospital, nos hubiéramos dado cuenta a tiempo, y la beba estaría ahora entre nosotros. Tendría 18 años. Sería una muñeca, como su hermanita Lucía. Pero Lucía es diferente físicamente. Ella se parece a su abuela… a Oliva.
Tiene los mismo ojos, y cuando la veo bailar cómo me recuerda a ella… a Lucía Olivares.
Por eso quise que le pusieran así. Carmelita no me lo perdona, pero ella también vive con el remordimiento de conciencia. No se atrevió ni siquiera a quejarse del nombre.
No he podido dormir en los últimos meses de mi vida, sufro de insomnio. A mi edad, vienen los fantasmas a reclamarme mi pecado. Yo no había querido darme cuenta, que Dios ya no se complacía de mí, desde hace más de 40 años. De aquel tiempo hasta ahora, yo he querido ser mi propio dios, y el dios de todos. Yo encontraba consuelo en mi poder, en mi autoridad, en mi fama, en mi “gran familia”, en mi excelente profesión. Soy un miserable, tan miserable que debería estar en una cárcel o muerto. Pero, la muerte no es mala. Te hace descansar. Sin embargo, a mí ya no me espera eternidad, ya no me esperan cielos llenos de ángeles. Me espera el mismo infierno -si no es que peor-, del que ya comienzo a vivir en estos últimos días de remordimiento y juicio.
Yo tengo muy malas cuentas qué entregar a Dios, mi familia está vacía, cimentada en principios y moralidad falsa. Yo no supe hacer lo mío. Ni si quiera he sido un buen abuelo. No lo fui, no lo soy. Mi Pablito se nos está desvaneciendo, yo no hice nada para evitarlo. No he hecho nada, me siento tan sucio con mi conciencia, que no tengo ya valor para enfrentarme a los abismos de mi nieto.
Yo qué ejemplo puedo dar, qué clase de consejos puede dar un delincuente, un asesino como yo, un ladrón de inocencia.
Me siento solo, y a veces el recuerdo de Oliva me invade el corazón. Yo en verdad la quería. Hace unos años, quise volver a aventurarme. Y me enredé con una chamaquita de la facultad. La sigo viendo a veces, y seguimos haciendo el amor. Qué deprimido estoy y aun sabiéndolo, vacío a otras personas… su juventud, el futuro de esas inocentes criaturas.
Ayer fui a ver a mi buen amigo, Valbuena, que de bueno nunca tuvo tampoco. Está muy enfermo. Ya ni puede caminar. Sé que fui imprudente, casi lo hago morir de la impresión cuando le pregunté qué había sido de Oliva. No me pudo decir nada, empezó a toser y toser. Llegaron sus nietas corriendo, y me hicieron a un lado, me pidieron que no lo agitara, porque ya está muy débil el “doctor Valbuena”… doctor. Doctor… no merecemos tal título. Ninguno de los dos. Somos tan miserables e hipócritas al jactarnos de nuestra profesión. Su gesto y la impresión que tuvo ayer con mis preguntas, me reveló en seguida lo que yo ya me imaginaba. Y era en parte obvio, la instrucción que le dio mi esposa fue dejarla ahí, hasta que se muriera.
No he parado de llorar en mis últimas noches, Oliva hubiera sido una gran doctora… una gran madre. ¿Por qué? Por qué hice eso. Por qué me importó más mi estabilidad, mi absurda idea de conservar en bienestar a mi familia, y no crearme mala fama porque mi reputación era muy buena. Soy un miserable, me siento nada, poca cosa. Cómo participé en acto tan sucio… no, no me siento nada bien. Preferiría morirme a cambio de su vida. Pero ya una vez que se muere, no se vuelve a nacer. Eso lo se, desde que estudiaba medicina. Una vez que ya eras médico, jurabas luchar por la vida de un paciente. La vida… eso es, la vida de un a paciente. No la muerte. No, la muerte es la enemiga de todo médico, se lucha contra ella todos los días. A veces me pregunto, quién es el de la última decisión… la muerte, Dios, o uno mismo. ¿Quién dicta los días que debe tener una persona? ¿Quién decide el rumbo de alguien? ¿Quién elige el destino?
Yo, quise ser Dios, no conforme con enfrentarme a la muerte día a día como oficio, me convertí yo misma en ella, y decidí ser la muerte y ser Dios. Ahora pagaré mi penitencia, conforme a mis actos. El precio de la soberbia y el egoísmo es tan alto, que ahora Lucifer vive en un infierno. Entiendo, que ni tratar de ser Dios, ni ninguna otra creación ajena a mi naturaleza, me harán bien. Yo, soy ser humano. Tuve la oportunidad de limitarme a mis oficios, de humano… a mis actividades sencillas, a lo que Dios pide, y que no es nada complicado: “amarás a tu prójimo como a ti mismo, y a Dios sobre todas las cosas”. No, no es ni si quiera una orden difícil de entender… yo no la seguí, yo ni si quiera, valoré el amor de otros… yo, yo y yo. Yo y mi gran yo.
Cómo iba ese poema…
“…por eso parto, no espero, y así seguiré el camino, hasta convertirme en cero”… hasta convertirme en cero, hasta convertirme en cero, hasta convertirme… en cero.