Thursday, August 30, 2007


DESPUÉS DE TANTO TIEMPO...


- Marqué a tu casa, por ahí de las 3:00 AM.

- Sonó el teléfono unas cuantas veces.

- Nos pusimos al tanto después de 10 minutos de conversación.

- Colgamos.

- No pude resistir volver a marcarte...

- Contestaste somnoliento.

- Ya eran las 3:40 AM.

- Te dije: allá voy.

- Iba en el auto hacia tu casa, me dije: qué estoy haciendo.

- Pensé por unos instantes antes de tocar el timbre.

- Procuré no pensar más.

- Me recibiste con los brazos abiertos.

- Me sorprendiste cuando me besaste.

- Caminamos hasta tu cuarto.

- Nos reímos del momento.

- Se tendieron nuestros cuerpos en tu cama.

- Me abrazaste con fuerza, me miraste a los ojos.

- Mientras acariciabas mi piel... me quitaste la ropa.

- El frío de esa noche, se estaba esfumando.

- Mi corazón temblaba como el tuyo.

- Había pasado tanto tiempo...

- Nerviosamente me hiciste el amor como si fuese la primera vez.

- Después de 45 minutos el sudor recorría nuestros cuerpos.

- Todo parecía desconocido y nuevo para los dos.

- Cuánto tiempo pasó desde la última vez... meses quizá.

- Pero sin mirar el reloj compartimos cada punto íntimo de nuestro ser.

- Por la mañana me desperté con el cansancio exquisito, con ganas de ser feliz.

- No estabas en la cama.

- El desayuno estaba en el buró.

- Y una nota que dejaste me hizo recordar...

- ... Recordé entonces que te amaba: cómo se me pudo olvidar.

Sunday, August 26, 2007

IGUALES

¿Recuerdas cuando te dije que eramos muy diferentes? Estaba equivocado. Después de tu partida, sentía que nada era lo mismo. Vivía a secas. Suplicaba por tu presencia. Y decidí olvidarte por las buenas. Caminando, encontré nuevos cuerpos. Nuevas sensaciones, probé otros besos, otros labios, otras lenguas. Viví lo mismo que viví contigo, solamente que a espacios cortos, y yendo de prisa. El arte del amor, ya no era arte. Era un oficio. Un oficio con maestría. Así que poco a poco, me fui dando cuenta que contigo o sin tí, todo era lo mismo. Las circunstancias no cambian, nosotros cambiamos. Las cosas no tienen valor, las cosas las valoramos. Las personas no son humanos, nosotros las humanizamos. Y así, saqué conclusiones, después de cada acostón. Miraba al cuerpo desnudo a mi lado, suspiraba. Respiraba una vez más, y me daba cuenta que todo, no era en realidad importante. Y que tú y yo, hicimos bien en separarnos, porque si bien al principio, sufrí por tu partida; hoy pude disfrutar lo que era estar solo. Lo que era estar solo y a la vez con todos, porque no me siento atado a nadie, y puedo sentir de mil maneras, en mil contrastes, y sombras y luces por doquier. Comprendí por qué eras tan liberal y tan común, y a veces corriente. Porque ya no habían reglas, ni etiquetas, ni palabras necesarias. Si se quiere, se quiere... y si no, ya ni importa. Todos los caminantes que encontré, tenían mis razones. Y yo tenía sus pensamientos. Compartíamos la misma necesidad por lo material, el mismo gusto endiosado por el sexo, el mismo juicio de valor ante el tema del amor, y por supuesto, compartíamos el hambre por ser el centro de atención. Si bien me encuentro algo desgastado después de tanto traqueteo, hoy más que nunca, soy un animal nocturno. Una fiera sin sentido, un cuerpo que se mueve a la inercia del tiempo. Pero lo más importante de esto, es que después de todo, te guste o no... tú y yo: SOMOS IGUALES.

Tuesday, August 14, 2007

IMPOSIBLE, A VECES ERES IMPOSIBLE

No decido, no termino, no he podido.

Estoy decidiendo entre el café que tomas y el cigarro que enciendes.

Decido entre tu risa, y la sencillez de tus palabras.

Decido entre los besos largos, y el silencio cuando te enojas.

Es como estar enamorado de varias personas.

Te me escapas cuando intento profundizar.

Te escondes si te pregunto tu segundo nombre.

Me gritas si te niego algo, pero sabes pedir perdón.

No sé si me gusta más tu ausencia o tu presencia.

Ambas situaciones son caóticas para mí.

Extraño la música que te gusta, aunque me parezca extraña.

Tus extravagancias, y tu conservadurismo.

Tu libertad animal, tu falta de sin sentido.

Pero me encantas.

Me encantas con la arrogancia matutina de tus días.

Cuando me niegas las caricias y después me buscas con tu lengua.

En tus días simples, y tus días agitados.

Y decido entre tus gemidos y tus lágrimas.

Decido entre quedarme contigo o dejarte.

Entre que pienso y decido... no puedo dejar de mirarte.

Y me quedo en la cama, escuchando cómo cantas mientras te pones la ropa.

Hasta que sales por la puerta sin despedirte, como es tu costumbre...

Friday, August 03, 2007

Grandes expectativas.

Trepé por tu cuerpo. Te alcancé más allá de lo que yo esperaba alcanzarte.

Parecías difícil... realmente fue sencillo. Qué tienes de extraordinario. Realmente nada.

Pero esperaba diariamente, religiosamente, desesperadamente... que me salvaras.

Cuántas veces esperé con ansias una palabra tuya. La palabra clave que sanara de una vez por todas mis heridas.

Esperaba tus caricias como cerrando los ojos, y abrazando tu mano con mis manos, y tocando tus manos con mis labios y... tiemblo al recordarte.

Fuiste muy sutil pero yo te creía todo. Toda unidad, toda maravilla, toda única... tú: la pieza maestra de mis días.

Qué tenías de diferente. No mucho realmente. Yo sé que fueron más mis palabras que te describían que lo que podías ofrecerme de tu boca.

Yo creyente, tonto. Fatuo, estúpido, inocente. Yo te dije que te amaba. Yo fui el culpable de todas y cada una de mis angustias. Te he culpado tantas y tantas veces por mi tiempo perdido.

Pero tu silencio me lo dice todo, ni si quiera vagas por la vida queriendo hacerme mal, pero quiero creer que lo haces, que lo hiciste. Ése es mi consuelo... Y que nadie diga lo contrario.