Tuesday, October 20, 2009

Dedicado a mi amigo Jimmy, que en las buenas y en las malas siempre está. Salud! amigo de copas y de noches trasnochadas.



REMEMBER ME...

Fumando ahora, recargado en la ventana, mi cabeza rueda hacia tí. Espero a que amanezca, hace frío, y entre la neblina se esconde tu sonrisa. Espero al sol, como te espero a ti. Recuerdo cómo te conocí. En una fiesta llena de persignados, aburridos y cursis. Era la fiesta de una amiga, y tú entre la gente, parecías fuera de tono. Todos ellos eran tus nuevos amigos, tratando de reinvindicarte. Tonterías, pensé. Venías de una vida viajada y dura. Supuse que ellos quizá te tendieron la mano al ser nueva en la ciudad. Algo en tu mirada me decía que necesitabas hablar, ser tú misma. Perdida en los escombros como todos nosotros los lobos nocturnos, te identifiqué con solo olerte. Te invité a contemplar el paisaje de Mollet, y juntos esperando la noche, observamos en silencio los viñedos, las montañas, el cielo, las estrellas saliendo una a una. Un rato después ya estábamos fumándonos a risas a todos aquellos ridículos tratando de cambiar al mundo. Lo único bueno de la fiesta fuiste tú.
Nos volvimos a ver de nuevo. Desde el primer momento me encantaste y cuando supe que eras argentina, tu acento hervía en mis sentidos más carnales. Tus ojos miel, tu piel morena, tu cabello cobrizo y tu sonrisa sin vergüenza. Tu fascinante manera de guiarnos al Bar en Poble Sec y perdernos. Esperar a que dieran las 12:00 am, para que te fueras... pero no te ibas. Perdías el último metro de Barcelona, y decías que cómo en una ciudad tan moderna podría cerrar el metro tan temprano. Mientras tus reclamos se esfumaban en la noche, para entonces ya estabas en mi cama. Yo te cobijaba y te decía: dormirás hoy aquí, mañana será otro día. Todas tus delicias fueron mías, adoré tus propuestas en mi oído y tus besos.
Aquí fumando estoy, y ya casi amanece; conforme se va asomando el sol, recuerdo el último día que nos vimos. Elegimos ir a la Champañería que tanto te gusta, pedimos dos botellas y nos emborrachamos. Terminamos en la playa y tú en ropa interior. Recorrimos la Barceloneta a risas, y sudamos cada gota de vino. Hablamos hasta con un par de marroquíes, y nos hicimos amigos de un nórdico. Emborrachamos a nuestros amigos y te probé por última vez. No dimos lugar al "te extrañaré", no quisimos decirnos "adiós". Simplemente te observé mientras te ponías la ropa, y el mar te borraba entre las olas. Yo enseguida seguí mi camino, terminé en el Bar del Chino totalmente alcoholizado. Seguí del avión hasta aquí de nuevo... ni siquiera quise nombrarte en la memoria.
Pero ya ha salido el sol, y no veo tu rostro entre las nubes. Me fumo otro cigarro y tomo una cerveza en honor a la melancolía. Amenece... ¿Puedes ver el sol? No. Claro que no puedes, una vez más el día llega sin el calor de tu cuerpo en mi piel. No me olvides... algún día iré de nuevo. Hasta entonces... brinda en mi honor, que yo brindo por ti.

Sunday, October 11, 2009



Me preguntas esta noche en el bar, por qué me he hecho tan cínica, o por qué hablo de despreocupaciones. Que por qué ya no me angustio por la hambruna, ni veo más los noticieros. Que por qué en las noches vago y río, que si soy otra, aunque podría serlo todo. Beso a un hombre y a otro lo toco. Canto, río y me sienta bien. No sé de tiempos ni de horas. Los segundos se esfuman en el viento, me acarician la espalda y no respondo. Y si camino altiva, ¿por qué te importa tanto? Qué, si no miro a los lados. Qué, si no te suspiro. No tengo inhibiciones, no me importa nada; solamente deseo otra noche más. Mi vida gira en las estrellas, se ahoga en la nebulosa de la juventud. Mi mundo se rodea de una nube etérea, que congela en mi solitaria alma, todo aquel rastro de lo que alguna vez sentí por ti. Deja que me envuelva en mi mundo de luces y siluetas. Deja que me desnude y ande así, seré una sinvergüenza y vagaré por los rincones más oscuros. Con todos hablo y sonrío. En todo ando metida y corro sin parar. Brinco, pruebo, voy a donde sea y sin sentido. Exploro los paisajes en su sensualidad y descubro la vida desde diferentes perspectivas. No más a esa monotonía en mi mente, que solo pensaba en lo que hacías, o por qué me habías dejado. Ahora siento esta música latir en mí, siento que exploto y todo me da vueltas. Bailo sin parar, y el ruido me enciende. Este no es mi momento para mirar la vida profundamente, suficientes analíticas tuve al recordarte. Soy otra definitivamente, otra cada día. Soy forastera de la vida. Sencillamente soy y nada me preocupa hasta el amanecer.
Me preguntas por qué lloro mientras te cuento mi historia. Quiero que entiendas que después de la valentía que siento por las noches, vuelvo ansiosa y sombría a buscar tu rostro en la almohada. Pero llega el día, y el sol me recuerda que no estás más en mí y nunca lo estarás. Por más noches desbocadas que viva, nadie me regresará la inocencia del amor…