Saturday, September 30, 2006


En la entrada y salida de mi meditación:

Estás tú. Y no puedo en realidad concentrarme.

En cada pensamiento. Distante y cercano. Tú...

DESNUDO.

SORDO.

MUDO.

Mi tacto, en tu tacto. Y huelo a tí, después de recordarte.

De pensarte, estás.

En la salida de mi meditación, después del orgasmo recordado,

sin remedio... Aquí.

Aquí sigo, y con la sábanas en blanco, sin el sabor de tus labios.

Me quedo mirando a la nada. Tu risa se escucha en mis pechos.

Salgo aprisionada, de las escenas de un pasado. Porque hubo un pasado.

Después de tanto pensarte, ocurre el esfuerzo por el olvido, y entonces...

Qué descanso a mi mente.

Qué alivio a mi alma.

Pero es temporal, pues al no quedar nada, el anhelo continúa.

Permanece en mis manos el calor del recuerdo.

Miro mis dedos con fluidos solitarios. Sin mezcla, sin sudor.

Fluidos sin sonido, sin armonía de curvas.

Sin la flauta mágica. Sin el ir y venir.

Un orgasmo así, no cuenta.

Cuenta, pero no es lo mismo.

Después de meditar,

siempre llego a la misma conclusión:

No faltan sensaciones.

No faltan las memorias.

No faltan los recuerdos...

FALTAS TÚ.

Monday, September 25, 2006

ADAGIO

No sé donde encontrarte. No sé cómo alcanzarte.
Escucho tu voz en el viento, te siento debajo de mi piel.
Con mi corazón y mi alma te esperaré. Adagio.

Todas estas noches sin ti...
Todos mis sueños te rodean...
Te miro, toco tu rostro y caigo en tus brazos,
cuando el tiempo sea el correcto yo sé que estarás en los míos. Adagio...

Cierro mis ojos, y encuentro una manera de alcanzarte.
No necesito rezar.
Caminaré tan lejos como pueda,
y lucharé fuerte hasta encontrarte.
No hay nada más que explicar, todo está de sobra.
Escucha mi piano que toca.

Si tú sabes dónde encontrarme.
Si tú sabes cómo alcanzarme.
No dejes que mi luz se apague.
No permitas que pierda la fe.
Sé la persona en la que pueda creer.

Hazme creer, hazme creer en ti.
Hazme creer que nunca te irás.
Adagio...

Friday, September 22, 2006

De sorpresa.

Y bien.
Me alegro por tí.
Digo, si no hay otro sentimiento más diplomático que ése, pues entonces repito:
qué felicidad por tí.
Además, es razonable que si tú y yo habíamos quedado como amigos, yo tenga que alegrarme de tu nuevo enamoramiento.
Resulta que... yo no estoy feliz, pero debo.
Sin embargo, no concibo que hace un mes tú y yo hablábamos de posibilidades.
Ahora efímeras.
Pues sí. Entiendo que la vida es una, y que hay que vivir nuevas cosas. Conmigo hubieras tenido que esperar un poco más para ir a la cama.
Yo estaba espaciando al tiempo y preparando las circunstancias. Quería recibirte en el corazón de la manera más pura posible.
Ni modo. Tú me fallaste de impaciente y preferiste otro amor. Y lo acepto.
¿Qué acaso no es más prudente que el tiempo borre amores pasados?
El obstáculo de nuestra unión consistía en que yo prontamente me decidiera por alguien. Lo hice ¿no? Solamente que a mi tiempo y destiempo. ¿Fue ésa mi equivocación? Al fin y al cabo me decidí estar sola, sin nadie, ni nada.
Era cuestión de esperar. De que el futuro nos deparara exclusividad mutua, en mente, cuerpo y corazón.
Es en parte triste. O muy triste. Tú no entiendes de ésa ética necesaria en el amor. Es decir, no acostumbro usar a las personas para olvidar, ni pretendía que fueses mi nuevo amor de camaradería.
Te fastidiaste de nuestro prolongado cortejo.
Te diste cuenta de nuestras diferencias en escala de valores y necesidades.
Preferiste entonces, cual papel arrugado, tirarme a la basura y decir: "Es cosa del pasado"
Te informo con melancolía, que yo sí te estaba tomando en serio. Tan en serio que ya imaginaba paisajes contigo.
Y como ahora tengo que decirte: AMIGO, cómo te va con ella. Cómo quieres que sea sencillo para mí.
Simplemente todo esto, me ha dejado noqueada.
¿Que si estoy enamorada? Tú qué crees.
¿Que se han invertido los papeles?
Nunca. Estoy acostumbrada a que la vida me de sorpresas.
Tú y yo solamente podíamos ser dos cosas: amantes o nada.
Pronto te olvidaré, pues hay una lección que he aprendido bien en esta vida: No se puede obligar a nadie a que te ame, ni te pueden obligar a hacerlo.

Saturday, September 16, 2006

Carta al arquitecto:
He estado esperando a que vengas a remodelar mi casa. Mi casa de tres pisos. Y te voy a explicar qué está pasando en cada uno de ellos, para que vengas a arreglarlos pronto.
El primer piso tiene dos habitaciones, que últimamente tienen muchas goteras. Las pintaron de color café, y por la mañana abro las cortinas para que el sol las ilumine. Las cortinas son de seda negra, largas con pequeñas curvas al final, como de adorno y encaje. Por la noche cierro las cortinas y las habitaciones se vuelven oscuras, tan oscuras que viene la lluvia y las goteras las empiezan a mojar. He tratado de que estas goteras no echen a perder el color café y marrón tan hermoso de las paredes. Pero, viene esta lluvia melancólica, y gotea, y gotea. Porfavor, ven a arreglar las goteras. Ya han goteado demasiado.
Despues está el caminito con dos huecos al fondo, que lleva al cuarto color carmesí. Este es un cuarto muy hermoso, de mis favoritos. Quisiera mi querido arquitecto, que vinieras a quitarle un poco de carmesí al cuarto. Quizá al natural se vea mejor. Pero deja la textura de las paredes igual, son tan suaves que da tentación besarlas todo el día.
Te acuerdas que en el techo del primer piso, hay un tejado de cabellos brillantes que acarician como el viento. Ultimamente estan inmersos, quietos, inmóviles. No sé tampoco que le pasa a este techo, pero si fueses tan amable de arreglarlo y acariciarlo, haber si así vuelve a tener el movimiento que antes tenía.
Ya sabes que las puertas laterales siguen abiertas, y prestas para escucharte venir.
Luego el segundo piso. Sigue igual que como lo dejaste pero ahora muy solitario. Necesito que le eches una manita a este piso. Siento que debo de quitar todo lo que lo decora. Cuando vengas déjalo vacío y aprecia cada esquina y cada espacio. Quizá coincidamos que sin tanto adorno se ve mejor. El corredor de en medio sigue perfecto ya que separa las dos habitaciones curveadas que diseñaste de una manera muy sensual. Te pido que vengas a darles aun más forma, quizá entonces se sientan con más calor de hogar y no tan frías como ahora.
En el centro del piso firme, que puliste hace tiempo, sigue existiendo hasta abajo, el mismo hueco de siempre. ¿Qué así tiene que ser o en realidad se te olvidó taparlo?
Sigo sin entender porque no me siento bien en los pasillos laterales del segundo piso. Se la pasan rectos, inmóviles. Ya no sirve el botón que los movía. Cuando estoy ahí, me siento hasta vacía, como si no tuviera nada en las manos, nada que dar, ni recibir.
¿Crees poder hacer algo al respecto?
Y bueno, por último el piso más difícil de todos pero el más tentador, el tercero. Es fácil bajar al tercer piso, pero difícil subirlo ¿no crees? Yo recuerdo que lo bajabas y lo subías con mucha destreza. Te quedabas largo rato en el centro de la habitación, buscando surcos, probando la textura y el sabor del suelo. Nadie hasta ahora ha bajado al tercer piso. Y te he estado esperando para que lo termines. Prometiste que algún día vendrías a explorar la parte trasera del piso conmigo. Quedaste en que dejarías a desnivel el suelo de la parte trasera. Que porque así te gustaba... curveado y firme.
Luego quise explorar el terreno valdío del tercer piso, descubrí que desde abajo se tiene una perspectiva increíble de la casa, en todo su esplendor. Dos caminos largos y hermosos, me llevaron a otros 10 caminos aún mas curiosos. El regreso es bastante interesante y cansado, pero vale la pena volver a la matriz del tercer piso. Caminos escondidos se encuentra en la matriz, en el centro de este piso maravilloso. Pero quiero que vengas a hacer tus arreglos pendientes. Dijiste que encerarías el suelo de los dos caminos principales. Que probarías a meter una que otra mano a la matriz, haber que se puede hacer. Y que si tenías tiempo, moldearías a tu antojo la entrada principal del tercer piso, metiendo y sacando el material adecuado.
He estado esperando a que regreses. Ya quiero tener lista mi casa, tu casa. Además cada espacio tiene tu mano, tu huella, tu esencia... No cabe duda que mi hogar te extraña todos los días. Y cada día más y más.

Saturday, September 09, 2006

AMOR DE SECUNDARIA

Trato de recordar las letras esas, de tan triste, de te extraño, de sálvame, de tan solo, de tan malo, de tan vago, de te adoro, de no poder, de impotencia, del adiós, de profundidad, de herida, de pasión, de euforia, de tanta entrega, de tal drama, de caramelos, de chocolates, de risas, de rosas... de idas al cine, de la tardeada... del rol... de la emoción que me daba cuando veía a esa personita tan pequeña, tan joven, y ya me robaba horas de concentración, de sueño, de paz, de estabilidad. Que bueno que se me acabó la ilusión de tal manera. Fue divertido mientras duró. Todos tenemos una historia novelesca qué contar, donde la fantasía era la protagonista de todas las cosas.... de todo.

Sunday, September 03, 2006

S E N S U A L S E N S U A L S E N S U A L S E N S U A L S E N S U A L S E N S U A L
Lo es, en toda su escultura. En toda su línea, en sus puntos claves de curvatura y redondez.
Lo es, porque sabe besarme. Porque no mete la lengua por meterla, ni abre los labios por abrirlos.
Porque sabe quitarme la ropa con los ojos. Porque sonríe con timidez y picardía. Porque sabe cuánto me gusta que me enseñe tan poco de su piel, e imaginarme que hay debajo de su ropa.
Qué me ofrece. Todo y nada. Un poco de su aliento, y luego me mata. Un poco de su cálida piel, y luego me enfría.
Lo es, lo sabe. Por cómo camina, por cómo habla. Por la voz ronca, suave, espumosa que suelta detrás de mi cuello.
El hielo se derrite entre sus piernas... la miel es amarga en sus labios. Cuando se acerca a mi, y me rodea con sus brazos, pone mi piel caliente, brava... a la deriva.
Deseo, deseo y más deseo. Cuando concluye el día, no hay cosa más bella que tener su cuerpo y hacerlo mío antes de tocarlo.