Tuesday, October 17, 2006



Memorias para borrar y reciclar. Novela (fragmento)

"… cuando uno logra imaginar el infinito, es cuando puedes entender que las cosas no terminan, simplemente evolucionan y se transforman armónicamente. Ojalá que nos pase lo mismo. Ojalá."Alu Pineda, Junio de 2005.

FRAGMENTO del Capítulo XXIII “El amor es una cosa que no se habla”

[...] Comenzó a caminar por otros rincones de la casa. Iba dejando migajas en el suelo. Por inercia, llegó a la recámara de Lucía. Abrió la puerta. Se sorprendió. Era un cuarto pintado con paredes rosas, muebles blancos con marcos de oro, pinturas fascistas y surrealistas. Libros, muchos libros. Había frascos decorativos con conchas de mar. Abrió una carpeta que estaba en la cama, y vio dibujos de cuerpos desnudos. Felipe miraba sorprendido, Lucía tenía talento. Se acercó al vestidor. Vio muchos sombreros, vestidos largos y holgados.

- Ella era más elegante… parece ser que han cambiado sus gustos.

Vio que había sandalias de varios colores y blusas de lino, morrales y bolsos grandes tejidos. Se acercó a la mesa de estudio y encontró paquetes de fotos que había tomado Lucía. Minutos más tarde se acercó a la computadora, revisó la música. Para su sorpresa, no había flamenco. La música en su mayoría era extraña para sus oídos.

- Qué excéntrica se ha vuelto...

Respiró profundamente mirando a través de la recámara lo que no conocía de Lucía. El olor comenzó a marearlo. Olía a incienso. Siguió vagando y revisó los libros que leía ella, y nada de eso se le hacía familiar. Abrió el cajón del buró, y encontró dos diarios. Uno estaba con llave y otro no. Buscó la llave por algún lado. Pero antes de abrir el que estaba cerrado, revisó el otro:

“Ayer me levanté tardísimo otra vez. Hoy cumplo 16 años y abro los ojos siendo las 5 de la tarde. Me la pasé toda la madrugada tocando la guitarra en el vestidor y fumando mota. El vestidor se ha convertido en mi lugar favorito para componer. Mi hermanita Lucía trató de despertarme para darme un regalo. Yo honestamente ni le hice caso porque eran las 8 de la mañana y a penas acababa de acostarme”.

Felipe cerró enseguida el diario.
- Es de Pablo, qué hace Lucía con el diario de Pablo...

Se quedó pensativo por unos segundos, y volvió a abrir el diario:
“Me encanta ver a Paulina cuando sonríe. Ayer le di un poema, y me dijo que le gustó mucho. Creo que estoy enamorado, algún día le diré lo que siento”.
Pasó otra página al azar y volvió a leer:
“Mi mamá rara vez me mira a los ojos, le da pena verme, o le doy tanta pena, que prefiere no verme”.
“Puedo a veces sentir que la muerte me espera tan ansiosa, y algún día terminaré aceptándola”.
“Me fastidia el mundo superficial, la gente que presume que es feliz, que vive las cosas con placer y no le importa el mañana.”

Felipe leía algunas páginas, pero no quiso leer más.
- Esto es contagioso.

Volvió a guardarlo en el cajón y después abrió el diario que estaba con llave.Era el diario de Lucía, y mientras lo hojeaba, se cayeron algunas fotos y cartas. Recogió las fotos y las miró. Todas eran de Antonio y ella. Las volvió a guardar en el diario y ya no quiso leerlo. Cerró el diario con llave y lo volvió a poner en su lugar.

Se sentó en la cama de Lucía y se acostó. En posición fetal cerró los ojos.Volvió a recordar a Lucía cuando era niña. Recordó el día en que la conoció. Por sorpresa, le vino un recuerdo más lejano: el día en que murieron sus padres. Se sintió melancólico y mientras iba recordando sentía ganas de llorar. Sus recuerdos retrocedieron más atrás, y el paseo de la memoria lo llevó a aquellos años de la infancia, cuando sus padres nunca se ocuparon de él. Siempre estuvo solo con sus abuelos, y el día en que fallecieron ambos, sintió un gran vacío. Recordó los días en que estuvo en los internados, lejos de sus padres. No tiene hermanos, ni conoce a sus primos, ni a sus tíos. Siempre vivió fuera de un núcleo familiar.Comenzaron a escurrirle algunas lágrimas.

Entre esas imágenes que se le venían a la mente, volvió a aparecer Lucía con su sonrisa. Volvía a sentir esos momentos tan latentes… como si apenas hubieran acontecido ayer. Veía el cabello de Lucía en el aire mientras la columpiaba en un parque. La miraba bailando flamenco, cocinando para él, sentándose en su piernas mientras él le susurraba al oído.

Felipe estaba ahí, con el olor de la cama de Lucía, llorando como un niño. Esas memorias que se le venían las tenía que desechar. Ya mucho de éso no volvería a vivirlo, y recordarlo era volver a vivir todo de nuevo. Se sintió triste, triste como cuando Lucía salió de México a Paris, sin avisarle que se iría. Él había llegado con la firme intención de quedarse con Lucía, costara lo que costara. Y si no pasaba eso, entonces se iría sin ningún dolor y nostalgia. Sin embargo, iba entendiendo que lo mejor era irse. Lo que él no esperaba, era que Lucía fuese la persona en la que únicamente él haya confiado, y por lo tanto era vulnerable a ella. Lucía sabía perfectamente lo vacío que estaba Felipe. La amaba, a pesar de que ella era muchos años menor que él. Pero el orgullo y la vanidad, eran más fuertes que su amor.

Abrió los ojos, se secó las lágrimas. Se incorporó y estuvo sentado un rato. Miró al suelo y vio un sobre tirado. Pensó que podría ser alguna de las cosas que se le habían caído del diario. No le dio importancia y lo dejó encima de la cama junto con las rosas que le había comprado a Lucía. Él no leyó, que al otro lado del sobre decía: “Para Felipe”. Recorrió por última vez el cuarto. Tocó cada superficie, como si pudiera tocar a Lucía a través de los muebles y las paredes.Cerró la recámara, tomó sus cosas que estaban en la sala. Echó un último vistazo… y se fue.

8 comments:

rfr said...

y siempre quedará la duda de qué le decía a felipe...?

Carolina Amigo said...

Mencionar palabras en una parte del espacio vacio que llenas con un alarido...

Saludos!!

seelie

Just Alma said...

rfr:

No no quedará la duda, porque en otro capítulo se revelará.

En otro post ya sabrán.

Un beso!

Just Alma said...

ataraxia:

Por qué con un alarido? qué espacio, platícame.

Saludos.

Carolina Amigo said...

Mi amigo es más que mi piel... Él ha leido no solo mis letras, sino cada herida de mi alma.. Solo mi esencia no puede cubrir todo lo que él representa.
Sentimental? Si, lo soy... Más bien depresiva, una mujer estupida en ocasiones razonable y otras una bestia... No solo sentimental sino un amor.

Saludos!!
seelie
Esto es lo que te deje en mi blog..
Ahora bien en tu blog, te escribo:
Un alarido de una mujer, es mucho más que la belleza del mar, el espacio eres tu misma publicando frases que dejan a la imaginación jugar con tus dedos... Un espacio que tú has llenado en los vacios del mundo...

Saludos!!!


seelie

Just Alma said...
This comment has been removed by a blog administrator.
Just Alma said...

Ataraxia:

Alarido, aun sigo sin entender a qué te refieres con alarido.
Es un concepto tuyo, personal para definir algo? Entiendo el alarido, como un conjunto de palabras que salen de lo más profundo del ser? a eso te refieres?

Un alarido me suena a grito lastimero, y creo que este post, no tiene de mi parte algo así. Ya iré entendiendo poco a poco tus expresiones.

Saludos!

rfr said...

POOOOOOOSSSSSST!